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Escribo esta entrada a raíz de la incomprensión hacia mis comentarios por parte de algunos habituales del blog de javirl (presuntamente funcionarios).

Antes de nada quiero decir que, para no caer en generalizaciones, cuando hablo de «Los funcionarios» me refiero al 80-90% de ellos, soy consciente de que hay algunos pocos, algunas honrosas excepciones, que escapan a este triste retrato que voy a pintar. Aquí estoy hablando de la media de los funcionarios, no de todos ellos, pero tampoco de casos especiales, basándome en mi experiencia personal. Sé que la culpa no es suya, el sistema está montado así y casi cualquier persona en su situación haría lo mismo que ellos. Y no hablo de los funcionarios de los países bálticos, a los cuales no he tenido el placer de conocer, hablo de los de aquí, al los cuales sí que conozco un poco.

-Los funcionarios no dan un palo al agua. Esto se debe, principalmente, dos causas. La primera es que perciben que nadie a su alrededor da un palo al agua, entonces, no van a ser ellos los únicos pringaos. También perciben que su supervisor tampoco da un palo al agua. Además, si algún supervisor quisiera que los que no dan un palo al agua lo dieran, se daría de bruces con una triste realidad que comento en el siguiente punto.

-Los funcionarios pueden hacer lo que les de la gana, no serán despedidos. Esto lo he vivido en primera persona. Una profesora dijo textualmente «podría insultaros, incluso pegaros, que no me echarían de aquí, que soy funcionaria… bueno pegaros igual no, pero escupiros seguro que sí.» Cualquier superior que quiera hacer trabajar a un empleado público se encontrará con esta realidad, entonces el funcionario trabaja únicamente lo que a él le da la gana, no lo que dice el supervisor que hace falta o que debe trabajar. Es imposible pedir resultados a un funcionario porque nunca se le va a tocar ni el empleo ni el sueldo a no ser que cometa algún delito. La única barrera que no suele traspasar un funcionario es la de trabajar tan sumamente poco/mal que cause una crisis nerviosa al ciudadano al que atiende y termine agrediéndole (aunque se han dado casos [pongo la venda antes de la herida al releer la entrada antes de publicar, no estoy defendiendo que haya que zumbar a nadie por no trabajar, bastaría con que su jefe lo echara a la calle]).

-Los funcionarios pueden disfrutar de un seguro privado en vez del público (no además del público) que tienen que pagar obligatoriamente todos los demás trabajadores/empresas. Buscad en google MUFACE. Por resumir mucho, es como la seguridad social (pagas por un seguro médico asistencial y de jubilación y recibes esas prestaciones) pero privado (mejor). Que es mejor es una obviedad. Si fuera peor ningún funcionario lo contrataría, por el contrario, muchos lo hacen. Si las cosas privadas fueran peores que las públicas ningún ciudadano (excepto los muy idiotas, que no suelen ser los que tienen mucho dinero) estaría dispuesto a pagar lo público (obligatorio) más lo privado, solo por recibir el servicio privado peor que el público.

-Los más inteligentes/mejor preparados de España son funcionarios. Aquí se suelen enrocar ellos para justificar sus privilegios, y tienen razón. Esto es muy triste. Por ejemplo, para ser profesor de un colegio público tienes que pasar unas oposiciones (demostrando que eres más listo que el resto). Para ser profesor de un colegio privado no. Se puede, por tanto, deducir que los profesores de los colegios públicos son más inteligentes que los de los privados (además suelen ganar más dinero). Aún así, la experiencia personal que tengo es que en la enseñanza privada/concertada los profesores se molestan mucho más, te tratan mejor, te conocen, se preocupan y consiguen mejores resultados que en los públicos (eso lo percibimos yo y todos los que pagan por un colegio de este tipo, ya que, como en el caso anterior, si fueran perores nadie llevaría allí a sus hijos teniendo que pagar por partida doble). Todo esto está relacionado con el punto anterior, a un funcionario nadie puede exigirle resultados.

-Los médicos, bomberos, policías, militares, profesores, inspectores, etc. son funcionarios. Aunque, desde luego, no pueden competir con los funcionarios administrativos en «prescindibilidad». En los casos en los que tienen que competir con la empresa privada salen claramente derrotados por goleada, en los que no (tienen el monopolio, como en defensa, justicia, emergencias, etc.) es cierto que hacen un trabajo que tiene un cierto valor, pero es aún más cierto que hace muchísimo menos de lo que se podría hacer con los recursos que se les asigna. No se puede comparar el trabajo de un policía (aunque salve vidas) con el trabajo de un policía privado, ya que no hay. No se puede saber quien salvaría más vidas, pero estoy casi seguro de que el policía privado no se pasaría la mitad de su jornada laboral en un bar o atendiendo recados personales (cosa que los policías actualmente hacen si les da la gana). El caso de los militares es aún más flagrante, uno de ellos me dijo «con esto de que nos van a bajar el sueldo los jefes nos dirán que tenemos que trabajar menos… y no nos va a resultar nada fácil». En los hospitales privados la cafetería no suele estar llena de batas blancas y verdes a cualquier hora del día. Es curioso ver la diferencia de trato y rendimiento, aunque solo sea en pacientes/hora entre un médico de la seguridad social y ese mismo médico por la tarde en la consulta privada de su casa/clínica.

-Se han dado casos de funcionarios que ladran. Lo he visto. He visto como funcionarios echaban la bronca a alumnos por no saber cómo se hacía una matrícula. Nunca vi a un cajero de un banco echar la bronca a un cliente por no saber cómo se hace una transferencia o por no haber llevado el DNI. El caso más vejatorio y común de este tipo de abuso se da entre el funcionariado docente universitario, que puede vejar, amedrentar, incluso amenazar a aquellos a los que presta un servicio (a los alumnos) sin que éstos tengan forma alguna de defenderse. Durante años.

-Se han dado casos de funcionarios tan inútiles, que pidieron a quien escribe estas líneas que hiciera su trabajo (sentándose incluso en la silla  del despacho del propio funcionario y usando su ratón) si quería que quedara registrado correctamente. Esto se debe a que, tras años de no dar un palo al agua, llegan a atrofiar sus propias capacidades por debajo de las que tenían los demás ciudadanos a los que superaron en las oposiciones, quedándose atrasados. He visto médicos, funcionarios de ventanilla y profesores, todos ellos relativamente jóvenes, escribir en sus teclados de ordenador (cosa que está entre sus tareas diarias más veces repetidas) con dos dedos, como lo haría mi abuela si se viera forzada a tener que escribir algo en la pantalla.

-El argumento de que la mala fama de los funcionarios la promueve el propio gobierno es tan falaz como decir que la mala fama de los curas la promueve el Vaticano para que no se quejen tanto. Son el único colectivo que es visto negativamente por toda la sociedad y que no hay forma de hacer que cambie en absoluto debido a que es demasiado grande y está demasiado ocioso para poderse movilizar contra cualquier ataque (cuando hay huelgas de funcionarios el seguimiento es masivo).

Como muestra de lo que percibe la sociedad de los funcionarios he seleccionado una colección de imágenes buscadas por google:

 (GREVE es HUELGA)


Hoy me veo con fuerzas, así que voy a proseguir con las  Lecciones de Economía para Víctimas de la LOGSE.

En este caso no voy a definir lo que es el estado y lo que son los impuestos, ya que creo que todo aquel que tenga suficiente edad como para estar leyendo ésto sabrá a qué nos referimos. Me voy a centrar más en el papel que tiene el estado en la economía y en explicar por qué los estados introducen siempre ineficiencias económicas. Intentaré no entrar muy en profundidad en cada uno de los apartados, porque si no esto podría hacerse eterno. Me centraré más en aquellos aspectos que estén relacionados con la economía y menos con la política.

El papel del estado

Dividiré las atribuciones del estado en dos grandes subgrupos, relativos a cómo gastar el dinero y cómo recaudarlo.

Recaudación del estado

El estado se encarga de gravar actividades económicas con impuestos, de tal manera que introduce ineficiencias en la economía. Para explicar esto de las ineficiencias no me queda más remedio que volver a recurrir a los gráficos de oferta y demanda.

Para un mercado cualquiera sin intervención del estado el gráfico sería así:

Los que no se acuerden de como va esto de los gráficos de los mercados que hagan clic AQUÍ y que le echen un ojo al artículo.

Lo que pasa cuando se introduce un impuesto sobre la actividad de ese mercado es que se incrementa el precio, sin que ganen más los productores, por lo que la situación queda así:

Voy a intentar explicar este gráfico. Se aprecia una diferencia entre lo que cobran los productores y lo que pagan los consumidores. Esa diferencia de dinero va al estado. Se supone que no es dinero perdido, no es una ineficiencia como tal, puesto que luego el estado se tendría que gastar ese dinero otra vez en algo que beneficiara a la población. Lo que sí que es una ineficiencia es que, como se ve en el gráfico, por el efecto de aumento de precio de los compradores algunos no compran en ese mercado porque ya no les interesa o porque no pueden, de la misma manera, por la disminución en el precio de los productores algunos dejan de producir. Ese área coloreada en rojo intenso representa el valor económico destruido por la existencia del impuesto. Toda esa gente sale del mercado y quedan fuera, cosa que no sucedería si no hubiera impuestos. Cuanto más cuantioso sea el impuesto más grande es el área de destrucción de economía (esto es importante que lo entiendan los que dicen que para salir de la crisis en vez de reducir gastos hay que aumentar ingresos). También hay que tener en cuenta que se ha reducido el excedente tanto de los consumidores como de los productores, por lo que el estado debería ser extremadamente prudente al gastar el dinero recaudado y tratar de compensar esa pérdida (cosa que no sucede).

Otra consideración que hay que hacer es que en la recaudación de impuestos de ciertas actividades se intenta causar un coste adicional al productor y al consumidor para que se reflejen los costes sociales que esa actividad tiene y que no repercuten directamente en los que están en el mercado. Por ejemplo, se gravan las gasolinas con impuestos porque la contaminación que producen los que las utilizan la respiramos todos, no solo ellos. Con eso se intenta que ellos paguen (o que lo pague el estado con lo que recauda de ellos) los daños que causan a otra gente que no utiliza gasolina.  El problema de estos impuestos es realmente cuantificar el perjuicio a terceros y garantizar que el dinero recaudado se emplee en compensarles.

Gasto del estado

Ahora voy a abordar la manera en que el estado gasta ese dinero recaudado. Voy a agrupar los gastos por categorías.

  • Seguridad/defensa/justicia. En contra de lo que piensa la gente, este es el principal motivo por el que existen hoy en día los estados. La seguridad es imprescindible para que se de la actividad económica. Se deben garantizar el cumplimiento de las leyes, su correcta legislación y aplicación. Éstas leyes regulan la actividad económica entre otras cosas.
  • Infraestructuras. Cualquier estado gasta dinero en infraestructuras, que benefician la actividad económica. Se le suele llamar inversión, ya que se supone que se gasta parte de lo recaudado, pero que gracias a esas infraestructuras se recauda más en el futuro. Ésto lo tienen que hacer los estados porque poner de acuerdo a todos los que son beneficiados con la construcción de estas infraestructuras para que financiaran sus costes sería casi imposible. El problema que se puede presentar en este apartado es que el estado no se encargue de maximizar el retorno de la inversión, sino que ceda ante presiones de algunos grupos, que son finalmente más beneficiados que otros (se le suele denominar presiones políticas) porque el gobierno piense más en el corto plazo que en el largo.
  • Educación. Es una competencia relativamente nueva de los estados. Se puede considerar que también es una inversión (en formación). Se supone que si formas a la gente, ésta será capaz de producir más en un futuro que si no estuviera formada. Lo ideal desde un punto de vista económico sería que se gestionara la educación de esta manera, pero no es así. Aquí las presiones políticas son mucho mayores que en otras áreas y el dinero se despilfarra sin control alguno de los beneficios que produce ese gasto.
  • Sanidad/Pensiones. También es una competencia relativamente nueva. La sanidad también podría ser considerada como una inversión, ya que la gente sana produce más que la gente enferma, y si la gente muere no producen nada para el resto (aunque en la realidad la parte de inversión se deja de lado casi totalmente y se tenen más en cuenta consideraciones de índole moral/político). La parte de las pensiones no es que sea una inversión del estado, debería ser considerada como una inversión de los trabajadores en el propio estado para que les revierta una vez que se jubilan. El estado debería invertir ese dinero de tal manera que se produjese un beneficio y se repartiese entre los trabajadores. Actualmente eso no se hace así, y la seguridad social está montada como una enorme estafa piramidal, en la que las aportaciones de los nuevos socios se utilizan para pagar a los que ya están dentro (para más información clic AQUÍ, ése es el artículo que me hizo volver a los blogs tras varios años de sequía).
  • Redistribución de la riqueza. Éste concepto es ambiguo, y algunos piensan que los estados no deberían estar para esto, que la riqueza es para el que se la merece. Aquí se pueden englobar los gastos que se producen como subsidios, pensiones, protección social, etc. La única consideración económica que se puede hacer es que con estos gastos se consigue paz social y que la gente esté más contenta, además de intentar que la actividad económica no se vea entorpecida por los improductivos.
De la misma manera que en el apartado de gasto hacíamos la consideración de que se gravaban ciertas actividades para aumentar su coste y que se reflejaran los costes sociales, en el apartado de gasto haremos la consideración inversa. Algunas actividades están incentivadas para premiar el beneficio social que producen a terceros que no están en el mercado y que se benefician de ellas. Ésto se hace con subvenciones. El ejemplo anterior de la gasolina estaba muy claro, intentad buscar uno contrario para las subvenciones y veréis que no es tan fácil. Generalmente el criterio que se utiliza para otorgar subvenciones no tiene nada que ver con lo que debería, las presiones políticas, el amiguismo y los grupos de poder son los que reinan en este campo (obsérvese sindicatos, patronal, políticos, empresas de amigos, grupos mediáticos…).

Consideraciones finales

Antes de terminar el artículo quiero hacer otras dos consideraciones sobre el gasto público.
La primera es que el dinero gestionado por el estado siempre genera menos beneficio económico que si está en manos privadas. El estado es ineficiente por naturaleza, además de la ineficiencia que hemos visto que se introduce en el sistema por la manera en que influyen los impuestos. Cualquier servicio que presta el estado acaba siendo deficitario. Generalmente las empresas púbicas provienen de grandes monopolios creados tras una gran inversión en infraestructuras, que si no hubiera sido llevada a cabo por el estado habría sido casi imposible. En vez de acabar el papel del estado en hacer la inversión el estado se encarga también de la gestión del servicio. Cuando la empresa pública en cuestión pasa a manos privadas el beneficio se multiplica, los números rojos dan paso a los verdes y los recursos se distribuyen de manera más eficiente. Ésto es debido a que el beneficio que genera el dinero del estado no revierte en quien está gestionando ese dinero, con lo que el gestor no se molesta en que el dinero sea bien gestionado.
La segunda consideración es que los funcionarios (no los que trabajan para la empresa pública, sino los que trabajan para el estado) no producen, aportan un servicio auxiliar, su trabajo es necesario para que los que producen sigan produciendo. De la misma manera que un servicio de limpieza en una fábrica no genera nada, pero recibe un dinero por limpiar porque si nadie limpiara no se podría trabajar (ese es el valor que genera), los funcionarios realizan servicios al estado sin generar nada, pero son imprescindibles esos servicios para que la riqueza se genere. El problema es que nadie cuantifica el valor que ellos generan, no como en el caso de la empresa de limpieza, y que en general es muchísimo más pequeño que el salario que reciben por generarlo, lo cual añade otra ineficiencia más al sistema. Además no puede haber en una fábrica más gente barriendo que produciendo.
Pues nada más. Gracias por haber leído el artículo hasta el final y, como siempre, estoy a vuestra disposición para cualquier aclaración/discrepancia/duda/corrección que pueda surgir.